Hoy en día, sabemos que acondicionar el entorno y la rutina del gato de manera que tenga un nivel adecuado de estimulación y pueda expresar lo más posible sus conductas naturales, tiene un efecto muy positivo sobre su salud conductual y física.
Las medidas de enriquecimiento ambiental están indicadas para cualquier gato que viva en interior, sobre todo en aquellos que previamente han tenido acceso regular al exterior (ej, mudanza de chalet a piso) y son especialmente necesarias cuando hablamos de animales que ya muestran problemas médicos (ej, urinarios, obesidad) o de comportamiento, y también cuando se trata de gatos jóvenes y activos que pasan mucho tiempo solos y/o son de raza oriental. Muchas de las medidas son también importantes para minimizar el estrés en los hogares multigato.
Si hablamos del acondicionamiento general del entorno, debemos insistir al propietario en la necesidad de que los recursos sean abundantes y estén distribuidos por la casa, sin olvidar que el gato tiene necesidad de trepar y de esconderse como manera de gestionar el estrés y el conflicto, por lo que hay que proveer el entorno de escondrijos y atalayas. A este respecto, recordad que, si las atalayas o camitas poseen un pequeño reborde que dé al gato una mínima sensación de ocultación, esto le hará sentirse más seguro.
En cuanto a la alimentación, repartir la comida por la casa en pequeñas cantidades permite que el gato emule la conducta de rastrear y buscar alimento, y colocar golosinas o pienso dentro de juguetes/comederos puzzle comerciales o caseros (como el que se muestra en el etocómic, una pirámide de canutillos de cartón pegados entre sí), aumenta el tiempo dedicado a la obtención con respecto al tiempo dedicado a la ingestión, de una forma más pareja a lo que sucedería en el proceso de la caza. Ambas estrategias promueven una rutina de alimentación basada en comidas breves y frecuentes, como corresponde a felinos cazadores de presas pequeñas.
Respecto a los bebederos, son recomendables aquéllos que tienen agua en movimiento (como tendría un arroyo), como las fuentes para gatos. Algunas fuentes ornamentales pueden usarse también, si disponen de un filtro limpiable del que se puedan retirar periódicamente los restos que el animal deja al beber. Otra opción es colocar, a modo de «estanques», recipientes de agua con plantas acuáticas. Aunque no ha sido posible añadir más información en el espacio del etocómic, una recomendación extra sería que la superficie del agua quede por debajo del nivel en el que el gato se coloca para beber, como sucede en los arroyos y estanques naturales.
El juego es también fundamental para que los gatos puedan expresar distintas secuencias de la conducta de caza, como el acecho y la captura. En cuanto al juego con el propietario, es aconsejable que este suceda en sesiones breves y rutinarias; se puede reducir la frustración de no poder «consumir la presa», añadiendo premios apetitosos de comida al final de la secuencia. Para el juego en solitario, lo ideal es variar y rotar los juguetes, y que al menos algunos aporten movimiento al juego, como los que cuelgan de cuerdas elásticas o los comerciales de movimiento automático.
Además del juego, se puede enriquecer la rutina del gato proveyendo su entorno de estimulación visual y olfativa. En cuanto a la estimulación visual, facilitar acceso a una ventana puede ser suficiente, siempre que la presencia de gatos en el exterior no cause estrés al felino de la casa. En cualquier caso, es una buena idea colocar algo, como una planta, que aumente la sensación de protección en el gato de manera que pueda «mirar sin ser visto».
La estimulación olfativa puede aumentarse con juguetes rellenos de/con olor a catnip (hierba gatera, nepeta cataria), o simplemente trayendo cajas de cartón a casa (si el gato no se estresa con ello, vaya) que puedan olfatear y explorar durante unos días.
Por último, el contacto social también es una medida de enriquecimiento, en animales socializados. En cuanto al contacto con personas, es importante recordar que los gatos prefieren los contactos breves y frecuentes, y por supuesto NO forzados.
Estas medidas pueden ser muy beneficiosas, pero, por supuesto, si se realizan todas de golpe, el radical cambio de entorno y/o rutina provocará con facilidad estrés en el gato, por lo que se recomienda una implementación gradual de las mismas.